
Paseábase el rey moro Por la ciudad de Granada, desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla.
¡Ay de mi Alhama!
Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada; las cartas echó en el fuego y al mensajero matara.
¡Ay de mi Alhama!
"La vida es una escalera que no se puede subir con las manos en los bolsillos".
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